Mientras trataba de leer un relato de Fernando Pessoa que lleva por titulo “la hora del diablo”, quede un poco sorprendido por ciertas ideas que éste autor maneja, pero antes de expresarlas, a manera introductoria, me parece pertinente decir que es una lectura que puede llegar a ser en momentos aburrida o tediosa para mucha gente, ya que la manera en que el relato es presentado, es un poco ambigua, puesto que Pessoa jamás lo publicó, por lo que se trataron de juntar las hojas que se encontraron de este texto y se les unió tratando de dar coherencia; se dice que este pequeño texto le llevo muchos años a Pessoa el escribirlo.
En este relato Pessoa nos muestra un lado profundo de su pensamiento místico, el cual no es fácil de comprender, en cierta parte por la ambigüedad del texto, y en otra tanta porque se debe de tener cierto conocimiento de estos campos. Me parece realmente sorprendente la manera en que Pessoa nos muestra a este diablo existencialista, que entabla un dialogo (el cual parece más monologo) con Jesús, que es el hijo que María trae en su vientre, aunque tal parece que en ese momento lo hace a través de Maria para que Jesús una vez que haya nacido pueda hacer reminiscencia de aquella charla. Durante esta charla, el diablo se muestra tan desprotegido y tan dudoso del universo al igual que nosotros, es sólo un iniciado que tiene más conocimiento que los simples humanos; pero dentro del grado de conocimiento que este diablo posee, él se hace llamar el negativo absoluto, que manera más sublime de llamar al diablo por parte de Pessoa, el diablo es el negativo absoluto porque simplemente el reino de éste está en la imaginación, en los sueños, en las cosas que no fueron, en lo que se desea y no se puede obtener, en lo que se sueña porque no puede existir, en todo aquello que no es materia, porque la materia es creación de Dios, no del diablo, la materia no es tan estética como la imaginación; y este negativo absoluto se torna diablo porque arrojo toda esta capacidad de soñar e imaginar al hombre; y al hombre lo perturbo el sentir lo que no existe, precisamente, ese absoluto del cual el diablo es dueño; es dueño de lo que no existe, de lo diferente, porque dentro de los mundos posibles, él fue el Dios de los mundos que ya no están, y quedo fuera de la creación de este mundo, y es por ello que dice: “traigo conmigo memorias de cosas que no llegaron a ser pero que estuvieron por ser”; cuando el diablo es capaz de decir estas palabras, nos hace entenderlo, debido a esa capacidad que nos brindo; siempre pensamos en lo que pudo ser; cuando el diablo dice esas palabras, sólo se reafirma como él mismo, como el poeta, como la verdad hablando por error. Dentro de todo este entorno místico en el cual se mueve la charla del diablo, o el relato de Pessoa, éste, estos, nos muestran la razón por la cual no podremos llegar a ser Maestros en el universo; y es tan sólo porque ignoramos los tres, es decir: ignoramos el mundo, que es donde estamos; la carne, que es lo que somos; el diablo, que es lo que deseamos. Esto es lo que nos falta conocer para poder ser más que iniciados, esto nos falta saber para ser Maestros, y esto es también lo que le falta al diablo mismo para ser Maestro, para conocer al Supremo, ya que el diablo en cierto momento reconoce que no conoce el universo en su totalidad, que no sabe porque tiene ciertas obligaciones y deberes, que no sabe en verdad quien es; de las tres teorías sobre todo lo que sucede en este mundo él se queda con la tercera: todo es obra de varias cosas, combinadas o entrecruzadas; las cosas que suceden en el mundo son demasiado complicadas para que algún dios o diablo las explique, o las expliquen ambos. Y es precisamente esto, lo que a Maria llena de pena por él.
La hora del diablo es un relato que está lleno de instrucciones místicas, parte de todo el conocimiento que Pessoa había adquirido como iniciado en estas disciplinas, y es sorprendente la manera en la que él concibe a los seres que por lo regular la gente considera como los que lo saben todo; como es el caso de dios y del diablo. Pessoa se encarga en este relato de limitar a dios y al diablo a un nivel de iniciados con grado alto, los cuales conocen muchas cosas pero siguen sin conocer realmente a los tres: el mundo, la carne y el diablo.
En este relato Pessoa nos muestra un lado profundo de su pensamiento místico, el cual no es fácil de comprender, en cierta parte por la ambigüedad del texto, y en otra tanta porque se debe de tener cierto conocimiento de estos campos. Me parece realmente sorprendente la manera en que Pessoa nos muestra a este diablo existencialista, que entabla un dialogo (el cual parece más monologo) con Jesús, que es el hijo que María trae en su vientre, aunque tal parece que en ese momento lo hace a través de Maria para que Jesús una vez que haya nacido pueda hacer reminiscencia de aquella charla. Durante esta charla, el diablo se muestra tan desprotegido y tan dudoso del universo al igual que nosotros, es sólo un iniciado que tiene más conocimiento que los simples humanos; pero dentro del grado de conocimiento que este diablo posee, él se hace llamar el negativo absoluto, que manera más sublime de llamar al diablo por parte de Pessoa, el diablo es el negativo absoluto porque simplemente el reino de éste está en la imaginación, en los sueños, en las cosas que no fueron, en lo que se desea y no se puede obtener, en lo que se sueña porque no puede existir, en todo aquello que no es materia, porque la materia es creación de Dios, no del diablo, la materia no es tan estética como la imaginación; y este negativo absoluto se torna diablo porque arrojo toda esta capacidad de soñar e imaginar al hombre; y al hombre lo perturbo el sentir lo que no existe, precisamente, ese absoluto del cual el diablo es dueño; es dueño de lo que no existe, de lo diferente, porque dentro de los mundos posibles, él fue el Dios de los mundos que ya no están, y quedo fuera de la creación de este mundo, y es por ello que dice: “traigo conmigo memorias de cosas que no llegaron a ser pero que estuvieron por ser”; cuando el diablo es capaz de decir estas palabras, nos hace entenderlo, debido a esa capacidad que nos brindo; siempre pensamos en lo que pudo ser; cuando el diablo dice esas palabras, sólo se reafirma como él mismo, como el poeta, como la verdad hablando por error. Dentro de todo este entorno místico en el cual se mueve la charla del diablo, o el relato de Pessoa, éste, estos, nos muestran la razón por la cual no podremos llegar a ser Maestros en el universo; y es tan sólo porque ignoramos los tres, es decir: ignoramos el mundo, que es donde estamos; la carne, que es lo que somos; el diablo, que es lo que deseamos. Esto es lo que nos falta conocer para poder ser más que iniciados, esto nos falta saber para ser Maestros, y esto es también lo que le falta al diablo mismo para ser Maestro, para conocer al Supremo, ya que el diablo en cierto momento reconoce que no conoce el universo en su totalidad, que no sabe porque tiene ciertas obligaciones y deberes, que no sabe en verdad quien es; de las tres teorías sobre todo lo que sucede en este mundo él se queda con la tercera: todo es obra de varias cosas, combinadas o entrecruzadas; las cosas que suceden en el mundo son demasiado complicadas para que algún dios o diablo las explique, o las expliquen ambos. Y es precisamente esto, lo que a Maria llena de pena por él.
La hora del diablo es un relato que está lleno de instrucciones místicas, parte de todo el conocimiento que Pessoa había adquirido como iniciado en estas disciplinas, y es sorprendente la manera en la que él concibe a los seres que por lo regular la gente considera como los que lo saben todo; como es el caso de dios y del diablo. Pessoa se encarga en este relato de limitar a dios y al diablo a un nivel de iniciados con grado alto, los cuales conocen muchas cosas pero siguen sin conocer realmente a los tres: el mundo, la carne y el diablo.
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