martes, 9 de diciembre de 2008

Algo sobre Leibniz

Mi pretensión en éste trabajo es tratar de abordar un poco el sistema filosófico de Leibniz, tratando de apegarme a su teoría del conocimiento, puesto que es lo que en éste trabajo nos interesa estudiar, y no sólo nos interesa ésta parte de su filosofía porque sea lo único bueno o interesante, pero se deben de respetar ciertos lineamientos a la hora de hacer un trabajo de su filosofía, que es tan extensa, y limitarnos a la parte que nos corresponde como estudiantes de teoría del conocimiento.

Leibniz nació en 1646 en la ciudad de Leipzig en Alemania y fue filosofo, científico, matemático, físico, jurista, historiador, diplomático y teólogo; fue el descubridor del calculo infinitesimal, aunque Newton descubrió casi al mismo tiempo una método muy parecido al de Leibniz, razón por la cual Leibniz se vio envuelto en constantes discusiones con la Roya Society acerca de quien era el verdadero inventor de dicho sistema; pero con el transcurrir del tiempo se le encontró mayor utilidad al sistema del calculo infinitesimal, que al descubierto por Newton. Todas la teorías expuestas por Leibniz son de una gran respeto, puesto que tenia una inteligencia bastante desarrollada y hacia un buen uso de las materias en las que estaba especializado. Tuvo una influencia marcada de Descartes y de Spinoza, al igual que de las ciencias y de las matemáticas, a la cual contribuyo notablemente con todos sus estudios y creyó en una philosophia perene, la cual se abocaba al estudio de viejos temas como los de la filosofía presocrática y medieval

Por lo anterior a lo largo del trabajo tratare de valerme de un método expositivo y sintáctico con el afán de poder exponer de una manera breve algunas tesis de éste gran filosofo alemán, pero a la vez tratare, si en cierto momento me parece oportuno y coherente, hacer uso de un método comparativo para poder discernir o igualar sus tesis a las de otros filósofos, y si durante el transcurrir del trabajo se me presentan ideas a partir de las tesis de Leibniz, las haré presentes, con el afán de hacer saber al lector qué es lo que me causan las ideas de Leibniz al analizarlas.


Leibniz al igual que Descartes intentó deducir leyes y principios de la naturaleza, a partir de principios abstractos o metafísicos, los cuales podrían conocerse a priori. Haciendo una síntesis de su filosofía podemos decir que los principios metafísicos más importantes para la ciencia son dos, según Leibniz y son:

1) Principio de contradicción, el cual dice que si se presenta algo que es contradictorio entonces es falso y lo no-contradictorio es verdadero.
2) Principio de la razón suficiente, en el cual conocemos que nada puede existir u ocurrir sin tener un razón.
Al principio de no contradicción podemos vincularlo, sino es que igualarlo a un principio de Leibniz llamado “identidad de los indiscernibles” el cual se refiere al hecho de que no pueden existir dos cosas que sean diferentes entre si y ala vez idénticas, ya que esto resultaría contradictorio.

Los anteriores principios metafísicos que menciona Leibniz tiene que ver con los tipos de verdades que Leibniz reconoce las cuales son también dos:

1) Las verdades necesarias o de razón; éstas ideas son las ideas innatas y se refieren a las esencias de las cosas, las cuales dentro de la probabilidad resultan siempre necesarias; éste tipo d verdad contiene el principio de no contradicción y el de la identidad de los indiscernibles. (ideas clara y evidentes en Descartes, ideas adecuadas en Spinoza)
2) Las verdades contingentes o de hecho; éstas verdades son las que bajo el campo de la probabilidad no son necesarias y siempre verdaderas sino variables debido a las circunstancias de tiempo y espacio en que se presente, y éste tipo de verdades las aprendemos en base a la experiencia; por lo que se corresponde con el principio de la razón suficiente, ya que éste principio lo aprendemos de la experiencia al percatarnos de que todas las cosas tiene una razón, pero la razón primera no la podemos deducir de las cosas materiales pues no encontramos las razones suficientes en lo material puesto que se encuentran en Dios.


Leibniz es ese filosofo al que se le atribuye esa frase tan conocida que dice “ este mundo es el mejor mundo posible”, y Leibniz cuando dice ésto, no lo decía en mero sentido optimista, o en un sentido de ese conatos que menciona Spinoza como ese deseo humano de vivir felizmente; no cuando Leibniz lo dice, lo menciona haciendo alusión de los principios antes expuestos exponiendo que éste es el mejor mundo posible ya que se maneja primordialmente bajo el principio de no contradicción, lo cual lo hace ser preciso. También defiende esa tesis bajo el supuesto de que ya que el mundo fenoménico es contingente, se pudo haber presentado la ocasión de que fuera distinto, pero si es como es, se debe a que Dios debe de haber elegido éste mundo entre otras tantas posibilidades existentes y si lo eligió es porque es el mejor de entre todos. Y debo de decir que aunque se diga que no lo hace en un tono optimista me parece que la mayoría de los filósofos han tendido a pensar optimistamente a Dios.

Con Leibniz se da un gran avance, a mi parecer, ya que se vuelven a retomar principios básicos de la filosofía, como lo es esa idea presocrática del ser, la cual estaba un poco abandonada, retomando de una manera muy bonita al ser como la substancia, y a la existencia como ese mundo fenoménico que es la representación de los atributos de la substancia. Bajo ésta teoría encontramos que para él la realidad es algo metafísica y todo lo demás como lo extenso, el movimiento, la inercia, resistencia o cualquier actividad de los cuerpos es manifestación fenoménica; para él la substancia es el ser, que es uno, infinito y que es ese arke y logos de las cosas, osease es ese principio de fuerza y energía que hace que las cosas existan. Ésta substancia, que es Dios, ha creado pequeños centros de energía indivisibles llamados monadas, y el mundo es la manifestación fenoménica de éstas monadas.

Las monadas son infinitos en numero y cada una de ellas es distinta de las otras y no son independientes las unas de las otras; éstas monadas tiene una orientación teleológica no causal. En cada una de ellas se ve un reflejo del universo, ya que son concientes y en tanto que conocen su finalidad, en ellas podemos ver el despliegue de todas sus posibilidades internas. Estas monadas son concientes pero no pueden comunicarse entre si, ya que no

tiene ventanas[1], pero aun así éstas monadas están bien organizadas están en una completa armonía que es preestablecida por Dios y por eso no necesitan comunicarse entre ellas.

Algo de mucha importancia que retoma Leibniz es el cómo, según él, nuestra alma anhela constantemente a ese ser, a lo uno, al sistema, al todo, al razonamiento y otras muchas nociones que los sentidos no nos pueden proporcionar, ya que esto también es muy presocrático, y se explica como ese anhelo constante que tenemos los humanos hacia querer más y más constantemente, a ese hecho de nunca estar satisfechos, a que una vez que conseguimos lo querido y saciamos nuestra sed de ambición, queremos más, y el hecho de que anhelemos lo infinito es porque aún quedan vestigios en nosotros que nos recuerdan que venimos de ese infinito que es el ser y lo anhelamos y queremos regresar a él porque de ahí venimos.

Leibniz criticó fundamentalmente el empirismo de Locke y la idea de idea innata de Descartes, y lo hizo argumentando una nueva tesis, que era la del innatismo virtual. Criticó principalmente de Locke, el que dijera que la mente es una tabula raza, y de Descartes la noción de idea innata y menciona que las ideas solo son virtualmente innatas.

Cuando Leibniz menciona el innatismo virtual entiende, a mi parecer, esas ideas ocultas que se encuentran en nuestra mente, es decir que no están en acto (pensadas y concientes), sino que están presentes en nuestra mente como una especie de habitud o estado disposional; y es la misma experiencia la que incita a estas ideas a volverse acto y las ayuda a florecer. Con relación a lo anterior Leibniz menciona que también nuestra alma tiene ciertas facultades con las que nace, pero que también deben de ser estimuladas por la experiencia. Pero aun en la concepción de las ideas que provienen de la sensación, Leibniz menciona que ya estaban en la mente, con lo cual me parece que quería decir, que en tanto que tenemos capacidades o ideas innatas, dentro de éste sentido virtual, y que se vuelven a acto por incentivo de la experiencia, es porque de una manera la mente sabe las cosas que
se pueden sentir, ocurrir o pensar, y por ello tiene esas habitudes o disposiciones a actuar cuando se le requiera.

Las tesis de Leibniz podrían ser contrapuestas en un sentido a las de Spinoza, quien fue otro racionalista, ya que Spinoza cayo en un panteísmo al afirmar que todo era Dios. Tratando de hacer una analogía entre sus tesis y las de Leibniz, podríamos mencionarlo así: lo que es la substancia, el ser y las monadas para Leibniz para Spinoza es la natura naturans, que es Dios; y lo que en Leibniz son las representaciones de las monadas, es decir, la manifestación fenoménica, para Spinoza es la natura naturata, que es todo aquello que se sigue de la naturaleza de Dios, pero en esta representación de Dios o de las monadas, Leibniz sólo lo llega a entender como que la substancia es el arke de las cosas, es decir, Dios esta en todas las cosas; y Spinoza dice que en esto que se sigue de la naturaleza de Dios, todo es Dios y que por lo tanto no hay finalidad en los actos, por lo cual para él la libertad no existe mas que como una posibilidad de adquirir conocimientos para después poder lograr un buen actuar, pero recordando que no hay finalidad, esto estaría manejado bajo ese conatus que mencione anteriormente, así al tener más conocimiento el humano con su conatus elige como vivir más felizmente. En tanto que para Leibniz la libertad es algo primordial, puesto que, entre Dios y el hombre hay relaciones de amor con ternura y de libertad y éste amor es luminoso, pues va acompañado de la razón.

En descartes en cambio, nosotros, lo que seria la representación fenoménica en Leibniz, en Descartes, somos la causa de Dios, lo que se sigue de su existencia y voluntad; en tanto que en Leibniz, no es que seamos su causa, sino que somos lo que Dios ha decidido que seamos, lo ha hecho con una finalidad pero a la vez dándonos libertad.





Hablar de Gottfried Whilhelm Leibniz es hablar de una de las figuras más representativas dentro del racionalismo, ya que sus aportaciones a la materia del racionalismo fueron muy precisas a las de los sistemas existentes en su época, aparte del gran contenido no sólo filosófico, sino físico que contenían sus teorías.
En verdad las tesis de Leibniz son deslumbrantes e inquietantes al menos a mi parecer y me dejan muchas reflexiones después de abordarlas y estudiarlas un poco, puesto que considero demasiado congruente su tesis del innatismo virtual, en la cual la experiencia juega un papel predominante para éstas ideas, ya que estas ideas innatas, sólo se encuentran contenidas dentro de nosotros como una especie de estado disposicional o habitud a actuar de tal forma, pero sólo en correspondencia con lo que se me presenta, y esto es lo interesante, ya que en verdad somos poseedores no tal vez de ideas innatas virtuales, sino de ciertas capacidades, no ya en el alma, como menciona Leibniz, sino en nuestras capacidades corporales e intelectuales; a lo que me refiero es que en cierta parte, cuando nacemos, nacemos con habilidades las cuales vamos desarrollando en base a nuestras necesidades, y en base a que necesitamos comunicarnos aprendemos a hablar y a leer, en base a que necesitamos transportarnos y alimentaros, aprendimos a caminar y a beneficiarnos en base a nuestra inteligencia para crear sistemas de almacenaje y recolección de comida, o a fabricar maquinas que nos permitieran transportarnos más veloz; pero todas estás series de habilidades no las descubrimos o no las hacemos concientes sino hasta que nos es evidente que tenemos que hacer algo por superarnos y salir adelante, lo cual me produce la idea de qué tantas habilidades gnoseológicas no hemos podido desarrollar y concientisar ya que no hemos tenido la necesidad, pero están contenidas dentro de nosotros en un estado meramente pasivo, esperando esa experiencia que los incite a ponerse activas. Con base en lo anterior me atrevería a decir, que siendo concientes de esas capacidades pasivas contenidas dentro de nosotros, tendríamos que procurar el hecho de tratar de poner activas todas esas habilidades dormitadas dentro de nosotros, las cuales tal vez podrían proporcionarnos otros medios de transmisión de conocimiento; el problema es que si aceptamos del todo su tesis del innatismo virtual, tendríamos que encontrar alguna manera de poder ser concientes de todo lo que nuestra mente y alma contiene, lo cual parecería imposible dado que no somos monadas que pueden conocer todas sus capacidades.
Tocando otro tema que se vuelve recurrente a mi pensar cada vez que manejo el factor del cómo conocemos, es el de si existe una experiencia pura, esto es, una experiencia privada de conocimiento teórico alguno, a lo que me parece que hay una respuesta afirmativa, aunque no simpatice con grandes filósofos, ya que creo que cuando nacemos estamos plagados de experiencias totalmente puras, acompañadas de esas habilidades inherentes a nuestra condición de entes, pero éstas experiencia son totalmente puras ya que no hay ningún conocimiento teórico de por medio, ya que aunque nuestros parientes cercanos, estén constantemente transmitiéndonos mensajes por medio del habla, aun no hemos desarrollado del todo bien nuestras habilidades, ellos simplemente son esa experiencia que habilita mis condiciones y posibilidades, por lo que me atrevo a decir que sí existen, pues por ejemplo, cuando aprendemos a hablar, nuestros padres son esa experiencia que habilita esa capacidad del conocimiento que es la memoria y eso, a mi parecer lo podría considerar como una experiencia pura, ya que aun no estoy haciendo una análisis del lenguaje y de las cargas que conllevan las palabras, sino que simplemente mi conocimiento avanza gracias a mis capacidades y a la experiencia, y ya una vez que habilitamos nuestra capacidad de conciencia es cuando dejamos de tener esas experiencia puras, ya que con base a que tenemos conciencia es que empezamos a hacer reflexiones acerca de los contenidos teóricos de nuestro entorno, es decir que muy probablemente yo calificaría de experiencias puras tal vez eso que consideran ideas simples.
Lo anterior tiene que ver un poco con la critica que Leibniz hizo en su momento acerca del empirismo de Locke, el cual aseguraba que la mente era una tabula rasa, a lo cual yo podría mencionar, en base a mis razonamientos actuales, que es cierto que no es tabula rasa en tanto que tiene ciertas capacidades inherentes a ella, pero las cuales están aún en estado pasivo, aunque debo de aceptar que su tesis que hasta las ideas que vienen de la experiencia ya estaban contenidas en nuestra mente, es demasiado sugerente y no me atrevería a desacreditarla por lo mucho que me puede convencer, pero creo que tengo que pensar más en ella por la posibilidad de poder caer en una contradicción al tratar de hablar de ella.

[1] Asi lo menciona Leibniz para tratar de decir, que no tienen manera de comunicarse ya que no tienen medio para hacerlo.

No hay comentarios: