miércoles, 25 de marzo de 2009

De metáforas y léxicos últimos



“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de agua diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad.

La filosofía ha pasado por diversas etapas, está de más decirlo, y sus pensadores han atravesado atolladeros de los cuales a veces ha parecido difícil sacar adelante a la filosofía como materia que estudia ciertos aspectos de la vida. Durante un largo periodo histórico ha prevalecido la idea de la filosofía como ciencia, de la filosofía como aquella madre de todas las ciencias encargada de esclarecer y desentramar todos aquellos vericuetos y enigmas providenciales de la vida que nos permitan entender el mundo con todos sus fenómenos y leyes generales. La filosofía ha tenido puesta la enmienda de descubrir aquellas verdades que están implícitas en el mundo y a las cuales sólo podemos acceder a través del método indicado que nos será develado por ésta. Pero los tiempos han cambiado y la manera de los pensadores de entender la filosofía también, aunque no sea del agrado de algunos y aunque a otros tantos le dé igual. Parece que estamos insertos en una época en la que la pretensión de aquellos que hacen filosofía se ha ido expandiendo un poco más y ya no entienden a la filosofía como una ciencia encargada de encontrar aquella Verdad que se encuentra en el mundo –porque ya no se cree que exista-, sino de construir enunciados y proposiciones que nos sean realmente funcionales para nuestro contexto; a mi parecer esto no es sólo obra de la innovación de algunos pensadores ante la inconsistencia del tratar de adecuar teorías filosóficas a su actuar, sino que también es obra de la misma ciencia a la cual Kant trataba de asemejar tanto a la filosofía; la ciencia –en general, tratase de la química o de la física- se encuentra por el momento en un paso nuevo de su definición, ya no como una teoría que se compone de leyes que son generales sino ahora más bien con leyes de pretensión probabilística; es esto anterior junto a la innovación y pragmatismo de los nuevos pensadores que la filosofía comienza a tomar algún rumbo nuevo. Es el caso de Richard Rorty quien fue un filósofo pragmático estadounidense principalmente abocado a la filosofía política y a la filosofía del lenguaje.

Richard Rorty dentro de sus numerosos escritos aborda el problema que enfrenta la filosofía –ya antes mencionado- a través de algunos autores sobre cuál es la tarea de ésta. Sé que aunque para muchas personas que no son estudiosas del lenguaje o de la filosofía las problemáticas tocadas por Rorty parecieran algo aburrido, llano y sin importancia, tienen mucha relevancia para nuestro actuar cotidiano, para la aplicación de todos los saberes y teorías tanto en nuestro espacio público como privado.

A lo largo de las presentes líneas trataré de hacer un breve esbozo sobre algunas de la ideas centrales que este filósofo expresó en diferentes libros, artículos o entrevistas, esto tratando de conjuntar ideas que aunque aparecen en distintos textos tienen una correspondencia importante para entender el pensamiento de este filósofo sobre el papel de la filosofía y del lenguaje en la actualidad.

A propósito de la antigua pretensión de la filosofía de querer alcanzar una verdad al estilo platónica, Rorty comienza el primer capítulo de ‘Contingencia, ironía y solidaridad’ diciendo: “Hace unos doscientos años, comenzó a adueñarse de la imaginación de Europa la idea de que la verdad es algo que se construye en vez de algo que se halla. La Revolución Francesa había mostrado que la totalidad del léxico de las relaciones sociales, y la totalidad del espectro de las instituciones sociales, podían sustituirse casi de la noche a la mañana.”[1] Aunque tengo la impresión de que muchas personas que escriben sobre Rorty citan ese primer párrafo, no quiero dejar de hacerlo por la importancia y la brevedad con la que creo que resume la idea que Rorty tenía de fondo, que es la de la verdad ya no al estilo del idealismo platónico, ni de la escolástica, sino muy a la manera de lo funcional, de la verdad como aquello que me sirve para poder vivir y moverme en el mundo con más practicidad, la verdad como algo que se construye y no algo que se encuentra como una entidad oculta en el mundo esperando a ser descubierta: “la entidad es una propiedad de entidades lingüísticas, de proposiciones” [2]”las consecuencias de mi afirmación de que sólo las proposiciones pueden ser verdaderas, y de que los seres humanos hacen las verdades al hacer los lenguajes en los cuales se formulan las proposiciones.”[3]

Al proponer la idea de la verdad como algo que se construye, nos hace pensar en la verdad como algo cambiante y no como algo eterno, como algo que tendría que irse adecuando a los constantes cambios del mundo, así como también nos hace pensar acerca de cuál construcción de la verdad nos será más conveniente adoptar en dado caso que haya una variedad de verdades construidas, a lo cual Rorty dirá que no es cuestión de quien posee la verdad sino de que perspectiva filosófica tendrá las mejores consecuencias generales, cuál nos sirve para entender mejor el mundo. Según la teoría de Rorty, esta manera de entender la filosofía nos hace enfrentarnos con algunos problemas con lo que respecta al lenguaje antiguo, puesto que al ser la verdad algo cambiante que se construye dependiendo el momento y el entorno, el lenguaje antiguo resulta a veces inatinente y falto para describir el mundo actual puesto que la descripción antigua ya no me brinda una definición conveniente a los intereses actuales, por lo cual se tiene que comenzar a buscar una reconciliación entre lo antiguo y lo nuevo a través del lenguaje. Rorty propone una expansión de nuestras ideas. Encontrar alguna manera de vincular el lenguaje –ahora- arcaico con el nuevo para poder así tener nuevas teorías acerca del mundo.

Rorty escribe: “cuando encontramos una mejor teoría científica, cuando logramos una revolución socioeconómica exitosa o cuando adoptamos o perdemos cierta fe religiosa, no hay motivo para decir que esto nos ha acercado más a la manera en que las cosas son realmente.”[4] Y es cierto, porque no es que nos acerquemos a una especie definición nouménica, sino que por el momento esa teoría nos describe mejor el mundo de lo que lo hacía tal vez otra teoría. Tenemos que estar abiertos a un cambio de lenguaje, a la inserción de metáforas nuevas que traten de ayudarnos a describir el mundo. Metáforas de expansión es la propuesta de Rorty, este tipo de metáforas son aquellas que lejos de reducir nuestro léxico lo vuelven más amplio, lo cual dice, nos es de ayuda: “En lugar de metáforas del acercamiento a algo distinto a nosotros mismos, deberíamos usar metáforas de expansión: de hacernos mayores y mejores.”[5] El uso de este tipo de metáforas sólo nos ayuda a ampliar nuestro juicio acerca de nuestras posibilidades en el mundo fáctico, a autocrearnos como seres inmersos en un mundo de posibilidades, en un mundo cambiante.

Para Rorty la metáfora no es sólo entendida en un sentido poético como una manera adornada de querer decir algo, para él la metáfora es algo más, es un método lejano a la razón que nos permite acceder a ideas que lo ordinario y lo lógico no se atreven a pensar por la falta de categorías: “considerar la metáfora como una tercera fuente de creencias, y por tanto como un tercer motivo para rehacer nuestra red de creencias y deseos, es considerar al lenguaje, el espacio lógico y el ámbito de la posibilidad como algo abierto.”[6]Rorty definirá a la metáfora como “una voz desde fuera del espacio lógico”.[7] Rorty entiende la metáfora como la irrupción de lo nuevo ante lo viejo, ante lo dogmáticamente establecido, es el cambio, la voz de afuera, lo irracional del ahora queriendo ser escuchado, tomado en cuenta, ser vivido para así después de un tiempo pasar a ser metáfora muerta.

La metáfora como algo que viene del mundo de las posibilidades y de la irracionalidad –pero no por ello imposible- se supone que nos abrirá la visión, que precisamente expandirá nuestro léxico para brindarnos una visión diferente del mundo.

Las metáforas aunque como algo nuevo y que por el momento pueden sonar simplemente como ideas progresistas o de alguien que tiene muchas ganas de pensar cosas nuevas, corren la fortuna de poder con el paso del tiempo volverse realidad, tal es el caso de metáforas –como menciona Rorty- acerca de la Tierra girando alrededor del Sol, ésta metáfora que durante mucho tiempo parecía algo venido de lo irracional, desde fuera, con el paso del tiempo pasó a ser una metáfora verdadera para después con el tiempo volverse una metáfora muerta. Las inclusión de metáforas en nuestro léxico actual es sinónimo de la posibilidad de revolucionar y renovar nuestro léxico. Dicho en palabras de Rorty: “Las incorporaciones irracionales de creencias que ‘no tienen sentido’ (es decir, que no pueden justificarse señalando su coherencia con el resto de lo que creemos) son justamente aquellos acontecimientos que los historiadores de las ideas destacan como ‘revoluciones conceptuales’”.[8] Como menciona Rorty en su texto a propósito de Davidson: “<> es esencial para el progreso intelectual”.[9] Es por lo anterior que creo que Rorty apunta hacia la literatura en su libro “Consecuencias del pragmatismo” y es precisamente en ese texto donde veo una vinculación entre metáfora y literatura en el pensamiento de Rorty, pues éste dice lo siguiente: “La crítica literaria es acientífica precisamente porque cada vez que alguien intenta elaborar ese vocabulario sólo logra ponerse en ridículo. No queremos que las obras literarias puedan someterse a crítica con una terminología previamente conocida; queremos que tanto estas obras como la crítica de las mismas nos ofrezcan nuevas terminologías. Así pues por literatura entenderé aquellas áreas de la cultura que, siendo bastante conscientes de lo que hacen, renuncian al consenso en torno al vocabulario crítico de aglutinación, renunciando con ello a la argumentación”.[10] Es la literatura un lenguaje más que nos sirve para describir el mundo, aún de una mejor manera que la ciencia porque la literatura –aparentemente- trabaja con metáforas de expansión, y a partir de ésta podemos movernos dentro del mundo de la posibilidad incluso en un factor ético derivando teorías éticas ya no sólo apegándonos al mundo vivencial sino al de las posibilidades que abren los escritos de este género.

Todo lo anterior nos sirve como entremés para poder llegar a entender una de las teorías fuertes de Rorty, que es la del ironista liberal y el léxico último. Para Rorty los juegos del lenguaje son de vital importancia, y es por ello que ve a la filosofía no como un lenguaje cientificista y único, sino como otro lenguaje más del mundo que nos ayuda a entender mejor lo que pasa a nuestro alrededor. Las verdades que antes se suponía debía encontrar la filosofía y que tenían que ser necesarias y universales, para Rorty se han vuelto verdades contingentes y no necesarias. El mundo que definimos constantemente está plagado de cosas contingentes por lo que no hay pretensión alguna de afirmar proposiciones a manera universal; el lenguaje junto con sus metáforas expansivas se encuentra dentro de lo contingente, por ello la variedad de léxicos que hay en el mundo. No todos describimos el mundo de la misma forma, ni todos los léxicos nos sirven para describir el mundo de igual forma. Existen léxicos religiosos que nos sirven para describir el mundo con relación a Dios y cosas buenas y malas, así como existen léxicos científicos que nos vienen bien para hablar sobre los gases y las temperaturas.

Rorty sugerirá la idea de léxico último como un lenguaje que está compuesto por una serie de palabras con sus propias definiciones, este lenguaje es utilizado para describir el mundo así como las creencias de algún o algunos individuos y es último en el sentido de que si se proyecta una duda acerca de la importancia de esas palabras, el usuario de éstas no dispone de recursos argumentativos que no sean –sino– circulares (ejemplo: léxico último psicoanalista), por lo que según lo anterior Rorty afirma la existencia de varios léxicos últimos que sirven para describir el mundo sin que alguno de estos deba de ser el único léxico, puesto que como menciona “de que el hecho de que el léxico de Newton nos permita predecir el mundo más fácilmente de lo que lo hace el de Aristóteles, no quiere decir que el mundo hable newtonianamente. El mundo no habla. Sólo nosotros lo hacemos”.[11] “Decir que el léxico de Freud capta la verdad de la naturaleza humana, o que el de Newton capta la verdad de los cielos, no es explicar nada. Es únicamente un cumplido sin contenido: un cumplido tradicionalmente hecho a los escritores cuya jerga hemos encontrado útil.”[12]

El léxico último de Rorty es una de sus principales propuestas de este –quien fue- un fenomenal pragmatista, a través de la cual nos deja ver la importancia de tener una diversidad de léxicos, así como la correspondencia y coherencia de sus tesis y escritos; es en los léxicos últimos donde la metáfora, la literatura y el nuevo papel de la filosofía se encuentran para poder describir el mundo contingente, a las personas que están listas para entender el mundo y sus vidas como lo son de verdad… algo contingente, como producto de la causalidad. Pero no es aquí donde la propuesta de Rorty termina; su propuesta del lenguaje tiene como finalidad a individuos que ya no estarán inmersos en una vida filosófica privada –como Kierkegaard y Nietzsche- ni en una vida pública –como Marx o Rawls- sino que serán sujetos con una mentalidad diferente a causa de la comprensión derivada de que no hay verdades universales, así como de que hay una diversidad de léxicos para entender el mundo. Este ciudadano será un ironista liberal. Por liberal Rorty dirá lo siguiente: “los liberales son personas que piensan que los actos de crueldad son lo peor que se puede hacer”.[13]Y por ironista Rorty empleará el término “para designar a esas personas que reconocen las contingencias de sus creencias y de sus deseos más fundamentales: personas lo bastante historicistas y nominalistas para haber abandonado la idea de que esas creencias y esos deseos fundamentales remiten a algo que está más allá del tiempo y del azar.”[14] Rorty define entonces al ironista liberal como “personas que entre esos deseos imposibles de fundamentar incluyen sus propias esperanzas de que el sufrimiento ha de disminuir, que la humillación de seres humanos por parte de otros seres humanos ha de cesar.”[15]A partir de la definición que hacer Rorty del ironista liberal, la sociedad actual está integrada por muchos sujetos/ciudadanos con toques de un ironismo liberal; este ciudadano actual es el sujeto que mediante metáforas ha logrado expandir su concepto del ‘nosotros’ volviéndolo global a través de ciertas herramientas, su léxico se ha expandido y ahora puede entender otros léxicos últimos a través de su capacidad de formar un ‘nosotros a partir de la capacidad de compartir sufrimiento’. En la actualidad es común observar a gente que aunque son mexicanos, se afirman como un “nosotros los que estamos en contra de la matanza de las ballenas en Canadá” aún cuando no sean canadienses, porque su léxico se ha extendido y entiende al que antes era el otro. Por citar un caso concreto tenemos lo que está sucediendo actualmente en Gaza y como mediante herramientas como internet y el Facebook se han creado grupos donde gente de todo el mundo se une en un grupo contra el ataque en ésta región, son personas de todo el mundo agrupándose en un ‘nosotros’ a partir de que esperan que el sufrimiento y dolor de seres humanos por obra de seres humanos cese… son ironistas liberales como diría Rorty uniéndose a través del léxico, de metáforas de expansión, de literatura, a través de una redefinición de la tarea de la filosofía aún cuando no sepan de la existencia de ésta.













Bibliografía

Consecuencias del pragmatismo, Richard Rorty, editorial Tecnos, 1996.
Contingencia, ironía y solidaridad, Richard Rorty.
Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos, Richard Rorty, Editorial Paidos.
Filosofía y futuro, Richard Rorty, Editorial Gedisa.
http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Rorty



[1] Contingencia, ironía y solidaridad, Richard Rorty, Pág. 23.
[2] Ibíd. 1 Pág. 27.
[3] Ibíd. 1 Pág. 30.
[4] Filosofía y Futuro; Richard Rorty, Pág. 9
[5] Ibíd. 4 Pág. 10
[6] Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos; La filosofía como ciencia, como metáfora y como política; Pág. 29.
[7] Ibíd. 6 Pág. 30
[8] Ibíd. 6 Pág. 32
[9] Ibíd. 6 Pág. 32.
[10] Consecuencias del pragmatismo; Richard Rorty; Pág. 220.
[11] Ibíd. 1 Pág. 26.
[12] Ibíd. 1 Pág. 28.
[13] Ibíd. 1 Pág. 17.
[14] Ibíd. 13.
[15] Ibíd. 13.

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